VIVIR EN TIEMPOS DE CUARENTENA

Alumnos 3º año

Debido a la situación que está atravesando el país y el mundo por la pandemia de el coronavirus, la vida de todos se vio afectada en todos los sentidos, desde trabajar, estudiar o en la forma de ir a comprar o ir al banco a cobrar.

 POR: BRAIAN SPALLETTA/ En estos días las calles de Merlo no son lo que solían ser, un tapa boca se volvió escensial para nuestras vidas y el olor a alcohol en gel se siente en cualquier parte. Encontrarse con una persona saludarla desde lejos, casi de una forma fría y distante, la demostración de afecto y cariño a la que tanto estamos acostumbrados se convirtió en algo peligroso y la distancia en algo habitual.

 

La plaza de Aristóbulo del valle al 3500 , ese lugar alegre, con las risas de los niños, de amigos que se juntaron a pasar un rato juntos al aire libre, de la familia pasando un buen momento, todo eso se ve muy lejano, es un lugar vacío, las hamacas no se columpian, la calesita ha quedado fija en su lugar, las risas remplazadas por el ruido de los pájaros, los pasos de los niños ya no se escuchan y en su lugar se aprecia el caer de las hojas de los árboles contra el suelo.
Las calles, desde Aristóbulo del valle hasta la avenida San Martín, están desoladas, se escuchan los sonidos de las casas, de las televisiones, las voces de las familias y sus mascotas, los automoviles, que pasan por Héroes del fournier, con las ventanillas altas, dejando de disfrutar la hermosa sensación de sentir el viento en la cara, el colectivo 392 casi vacío y las personas en su interior muy separadas unas de las otras, con temor de tener contacto entre ellas.

En una sociedad llena de indiferencia por el otro en donde la mayoría de las personas vivían frente a sus pantallas mientras esperaban para comprar, donde el otro no importaba.
En la filas de los negocios, que están en la avenida San Martín, las personas están muy atentas y pendientes del otro, de que no se les acerquen, de respetar la distancia establecida marcada por los negocios en el suelo. En cualquiera de los comercios abiertos hay filas en la vereda para poder comprar. La charla antes de comprar entre las personas se volvió casi inexistente, se siente la tensión entre las personas y su deseo de terminar las compras lo antes posible y regresar a sus hogares.
En los bancos es donde más aglomeración de personas hay, y justamente la cuadra, anterior a la rotonda del parque San Martín, es en donde se encuentra una mayor cantidad de vehículos estacionados. En la fila se siente el olor del alcohol en gel, de las personas que se lo ponen luego de salir del cajero del Banco provincia.
No se escuchan muchas voces, el sonido de puertas abriéndose y cerrándose, con gente que sube y baja de su automóvil. Se escucha como descargan el camión para ingresar la carne en la carnicería de la esquina ubicada entre Alpatacal y la avenida San Martín.

                                                                              Banco provincia, parque San Martín, Merlo
Las sonrisas están cubiertas, y no solo por el tapabocas, sino que también por la preocupación, las ganas de las personas de volver a su hogar para estar con su familia a salvo de ese virus, que no lo vemos pero que ha cambiado completamente nuestras vidas.

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