Mónica 59 años, dueña del comedor y merendero “Sol naciente” ubicado en Pontevedra Picasso 1049 entre Av. Otero y Muñiz. Nos habló un poco de su historia de vida, como creció poco a poco el comedor, como enfrentan al Covid-19 y a cuantos niños les da de comer, y agregó: “Mi historia es un poco de vida, lucha y un poco de todo”.
Por: Nahir Leveratto / Ya no están las largas mesas de madera con bancos para que los niños se puedan sentar a comer su plato de comida caliente, pero la ayuda no cesa. Actualmente por el virus y el aislamiento obligatorio al comedor cada día concurren más familias carenciadas y Mónica junto a dos chicas más y su hija decidieron tomar precauciones por el Covid-19 trabajan del lado de adentro del portón, usando barbijos y aguantes que ellas mismas compran, los niños llevan sus elementos para retirar su almuerzo o merienda, en caso de no tener recipientes les brindan una vianda descartable.
Todo comenzó por una propuesta y promesas que crearon los vecinos junto a ella, pero al poco tiempo quedó sola, con la ayuda de su marido y clientes. El comedor y merendero fue creado hace 3 años, empezó con 20 niños y actualmente tiene 140 familias. De parte del municipio, servidores comunitarios y el concejal Javier Defeo, recibe alimento no perecedero, carnes y pollo, pero igual no alcanza. También aceptan donaciones de ropa y calzados, para las garrafas realiza rifas y bingos. Allí concurren niño/as, adolescentes, mujeres embarazadas, familias y bebes recién nacidos. Los días lunes y miércoles merienda, martes y viernes comida.
“Siempre me gustó ayudar a la gente por la necesidad que pasé cuando era muy niña y me duele el dolor de los demás, ahora más que nunca”, explica Mónica.
En el gobierno de Macrí todo fue muy difícil, los del Pro se acercaban al comedor les prometían cosas y nunca pasaban, pero gracias a Dios ella conoció a Javi por parte de su hijo mayor que cursaba en el Instituto Bernardino Rivadavia junto al hermano. No es la primera vez que ella tiene merendero: ya en el año 1991 y 1992 y en 2000 también tuvo otros, siempre realizó rifas, bingos, les pide ayuda a sus amigos de toda la vida.
Mónica quien, hace 38 años vive en Pontevedra, asegura que “estaba desilusionada con la política, estaba cansada, sentía que me usaban”. Y agrega: “Amo a los chicos, me encanta cuando me mandan audios por WhatsApp, en el verano los llevábamos a las piletas por parte de la intendencia me mandaban un colectivo y los llevaba al Remanso todas las vacaciones, también los llevo a hacer control de odontología y oftalmología. Javi me ayuda mucho estoy muy agradecida por la gestión, soy la que más pide por la cantidad de chicos que día a día se suman. Íbamos a poner plan FinEs pero por la pandemia no se pudo, estamos esperando que pase todo, espero que el año que viene estemos un poco mejor.”
También nos habló un poco de su vida. Ella nació en Chile, a los 7 años su mamá la entrego a su papá junto a su hermana de 5 años. Él tenía una buena mujer que se llama Bienvenida Luz que actualmente vive y tiene 90 años, Luz le enseño todo lo que hoy sabe, les dio educación y las llevaba al colegio. En Chile sufrieron el golpe de estado de 73 y en el 74 vieron para Argentina, San Clemente estudio en el colegio Las monjas, cuando vino el golpe del 76 de nuevo volvieron a sufrir por ser extranjeros.
Agregó: “No tengo jubilación, no tengo pensión, no dependo de nadie, vivimos del trabajo que antes tenía mi esposo que era masajista, ahora la estamos remando todos los días. Me gusta hacer lo que hago, me distrae me desespera cuando no me alcanzan las cosas, el municipio me ayuda mucho. Siempre la luchamos, tengo mi casa, en el barrio nos trataban mal nos decían que éramos unos ‘chilenos muertos de hambre’. Siempre trabajé por hora para poder comprar mis cosas y dar estudio a mis hijos, ellos son buenos, son trabajadores, pero ahora por la pandemia esta todo parado.”
Su historia es de lucha constante, está muy agradecida por esta gestión por ayudarla Gustavo Menendez, ella solo deseaba trabajo y dignidad. Ella no saca fotos a los chicos que vienen porque por vergüenza se tapan las caras, hay chicas jovencitas de 14 y 15 años, entonces solo saca fotos a las comidas que realiza y lo que reparte, pero no a ellos. Y cerrando la nota dijo: “Por más pobre que uno sea y por mas necesidad, la persona tiene dignidad, todo ser humano que vive en esta tierra tiene dignidad”.