ARTISTA URBANO DE OFICIO Y CORAZÓN

Alumnos 2º Año

Por Emiliano Delle Donne / Son varias las obras de arte que se encuentran repartidas a lo largo y ancho del municipio de Ituzaingó. Algunas de ellas, rápidamente perceptibles a la vista de los ciudadanos. Otras, algo más ocultas en diferentes rincones del partido del Oeste de Buenos Aires. Lo significativo de muchas de todas estas, es que tienen como responsable directo a Rubén Díaz, Arquitecto de profesión, y Artista Urbano de corazón y oficio. El hombre de 66 años, se crió y aún reside en la zona, pero ha viajado por más de 120 países y sueña con extender aún más el territorio de su paseo cultural.

La mañana del sábado 23 de noviembre, el ideólogo de construcciones como el efímero “Bar de Moe” en las intersecciones de las calles Martín Rodríguez y Laprida (Hoy rebautizado “Todo Pasa”) y El Arco de Balá, en homenaje al actor y humorista argentino, ubicado en la avenida Fleming al 2300, nos recibió en otra de sus amadas creaciones como lo es La Torre Santa Rosa, la cual se encuentra en Lavalleja 40, establecimiento en donde también funciona un Bar, que lleva adelante junto a uno de sus hijos. Díaz, entre otras anécdotas de sus viajes, nos contó de sus próximos proyectos, su relación con la municipalidad y los valores que tiene como ser humano.

Sin dudas una de sus obras que más notoriedad tuvo, fue el emblemático Bar de la serie animada Los Simpsons, lugar que “explotó” en popularidad gracias a la difusión de medios y redes sociales a mediados de 2017, y que por supuesto fue objeto de incontables fotos por parte de vecinos y turistas. Cuando le preguntamos el porqué del tan abrupto cierre del local y del inmediato cambió de fachada del mismo, Rubén señaló: “El error que cometimos fue transformarlo en algo con fines de lucro…” y explicó que de no ser así, no hubiera existido problema alguno, ya que el lugar era idéntico y estaban ganando dinero usando imágenes con derechos reservados de autor. El artista también declaró que la imagen que ahora lleva el local fue hecha por él, pero que ya no es dueño del mismo, quedando un socio suyo a cargo.

Por otra parte, El arco ubicado frente al boulevard Fleming, es la piedra fundamental para un proyecto aún más ambicioso: La República de Balá. La misma, es aún un sueño que Rubén tiene pendiente, con el que busca “cambiar el mundo”. Lejos de llamarse loco, nos explicó que gracias a sus múltiples viajes, aprendió muchas cosas. Y en uno de ellos, a la ciudad de Montevideo, conoció un decreto de los años ’30, que decía que “Cualquier persona puede fundar una nación, República o Monarquía sin necesidad de la aprobación de los demás”. Éste concepto lo intentó trasladar a un radio de al menos cuatro cuadras en su localidad natal, pero hasta el momento, no obtuvo el visto bueno de la autoridades. “A mí el Municipio me trata bien, no me siento perseguido. Me deja trabajar perfectamente y en muy buenos términos, pero me ignora”, agregando además: “Yo entiendo que tal vez al Municipio no le conviene porque se le pone la gente en contra con los problemas habitacionales, sanitarios y educacionales que hay, tengan la frivolidad de hacer esto…”, antes de aclararnos que sus obras son llevadas a costo de su bolsillo.

Allí también, dentro del boulevard y de manera cerrada, Rubén espera materializar en un tamaño de 7 metros de altura, la “Torre de pisa”, su próximo proyecto en lista de espera, en donde los protagonistas en ésta ocasión, serán los recordados Carozo y Narizota, en compañía de Mafalda, El Topo Gigio, entre otros que aparecían en los bocetos que orgullosamente Díaz nos mostraba. Como pudimos notar, todos eran personajes con valores más sanos que de los que hoy abundan. “¿Qué tiene de malo esto? Bueno, hace un año y medio que no me lo aprueban”, concluyó indignado.

Como nos anticipaba, y contrario a la opinión de mucha gente, las obras del artista también fanático del universo de La Pantera Rosa (En el living donde lo entrevistamos, hay abundantes imágenes de los personajes de la serie que fue furor en la década del setenta), son de carácter privado. Díaz no recibe ningún tipo de ayuda monetaria por parte del gobierno. Tanto el terreno donde se encuentra la Torre, como el del Arco, fueron comprados junto a su socio, con quien hoy se reparten la titularidad de los asentamientos. “Yo gasto más plata de la que tendría que gastar en las cosas que hago ¡Pero hay que hacerlo, hay que sembrar para cosechar!”, fue una de sus frases motivadoras, la cual transmitió con convicción. También nos confió que las personas que lo ayudaron a concretar sus obras, fueron su familia y la gente que trabaja con el, los cuales lo entienden y saben lo que quiere haciéndolo sentir contento. Finalmente, concluyó que también con la ayuda de los medios, sus trabajos han logrado mayor proyección.

 

¿QUIÉN ES RUBÉN DÍAZ?

De 66 años, en pareja, con una persona 25 años menor que él. Recibido de Maestro Mayor de Obras (arquitectura) en la Universidad de Buenos Aires y ahora, más conocido como artista urbano. Rubén Díaz es oriundo de Ituzaingó, creció en la zona oeste del conurbano bonaerense hasta que decidió incursionar por todo el mundo. No solo recorrió América, sino que recorrió todos los continentes. Rubén recorrió aproximadamente más de 115 países del mundo, pero los que más le llamaron la atención fueron los de África.

Estuvo en la Revolución Nicaragüense, que sucedió durante los años 80. En su paso por Francia, le llamó la atención algunas obras que hay en el país europeo, que luego tendría consecuencias en su vida. Por sus viajes, piensa que lo que sucede en el mundo es culpa de Estados Unidos y sus intereses, según Rubén lo notó cuando estuvo visitando países subdesarrollados de África, porque “no hay blancos interrumpiendo la vida del negro”.

Volviendo al presente, construyó la Torre Eiffel en Ituzaingó, con una altura de 16 metros, siendo esta una de las obras más reconocidas. Sin embargo, se hizo “conocido” al abrir el Bar de Moe, aunque luego tuvo problemas con ese lugar. Otras de sus obras en su ciudad natal son la “Bondi House”, una casa que tiene un colectivo partido en dos en el frente; un complejo de duplex ploteados con películas de Hollywood, como por ejemplo Titanic; o el “Fitito” que podríamos decir que “cuelga en una casa.

 

“MI LUGAR EN EL MUNDO ES ÁFRICA”

El arquitecto nos dio muchos detalles sobre sus múltiples viajes por el mundo y comento: “Mi lugar en el mundo es África, siento que es mi lugar de pertenencia”. A demás Rubén visito muchos países de ese continente y tuvo la oportunidad de poder convivir con tribus autóctonas en las que participo de diversas actividades de caza y construcciones de chozas. Pero cuando estuvo en Somalia resalto: “Me hice tatuajes en la cara”, y dicho y hecho, se tatuó de forma casera la forma del continente africano en la mejilla izquierda de la cara.

Emiliano Delle Donne – Sebastián Cordero – Matías Campero – Joaquín Becerra

 

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