El hecho ocurrió en una mansión del distrito de zona norte y la principal apuntada fue la empleada doméstica como partícipe necesaria.
Rubén Lator // Transcurría el día jueves 24 de agosto de 2022, era una hermosa mañana de sol, la vida se desenvolvía con toda normalidad en Vicente López. Siendo las 6:50 ingreso a la casona, ubicada en Melo al 1100.
Siendo las 12:40 hs llega del supermercado en su Mercedez Benz, Mercedes Alonso la señora de la casa. Su esposo Enrique del Río estaba en la mansión siendo atendido por la terapeuta Sra Blanca que, le realizaba masajes debido a un problema de movilidad que presentaba en este último tiempo, mientras Nina realizaba sus labores domésticas. El hombre era policía jubilado y abogado, su esposa también profesional dedicada a administrar unas cocheras que tenían en C.A.B.A. Todo se desarrollaba con absoluta normalidad. Nada hacía suponer como se desencadenarían luego los hechos.
Ninfa Aquino de nacionalidad paraguaya; como todos los días hace once años. María Ninfa es conocida en la zona por muchos vecinos porque viene trabajando en distintos domicilios en servicio doméstico. Las personas que la conocen la describen como una persona proba, de excelentes valores por lo que siempre fue recomendada.
A las 16:30 horas se retira la empleada de la mansión, a las 16:48 Mercedes Alonso se comunica con su hijo Enrique de acuerdo a los registros de su celular, siendo este el último contacto existente. La pregunta es que paso entre ese horario y las nueve de la mañana del día viernes 26 de agosto.
El matrimonio había vendido la mansión de tres pisos, una excelente propiedad en Vicente López ubicada en una esquina. Vivían en el lugar hace cuarenta años. Tenían todo embalado y
en pocos días se trasladarían a un piso del Edificio Chateau ubicado en avenida Libertador. Como era costumbre ambos integrantes de la pareja descendían del primer piso a desayunar a las nueve horas,
Este día no lo hicieron, por lo que, llamó la atención de Nina, quien además, vió que la cena quedó servida. Comenzó a preocuparse y llamó a la señora Blanca la terapeuta. Esta le dijo que mirara el garaje por si habían salido, y es aquí donde María Ninfa, la paraguaya, se encuentra con el cuadro del horror, ambos estaban sentados en el auto y muertos. La doméstica salió desesperada a la calle a buscar ayuda o pedir un móvil policial.
Los ojos de la justicia están puestos en María Ninfa Aquino, mujer con escasos conocimientos tecnológicos que hasta desconoce el mecanismo para subir fotos. Dicen que en su celular había fotos de la caja fuerte y en el allanamiento a su domicilio encontraron una cartera que, supuestamente le había regalado la señora. Estos serían los elementos que la incriminarían que, muy bien pudieron haber sido plantados por los verdaderos autores de los hechos. Fue un trabajo de inteligencia muy bien pensado de tal manera que no dejaron huellas. Hasta las cámaras de seguridad fueron desaparecidas.
Es llamativa la rapidez con que allanaron la casa de la empleada doméstica. Desaparecieron diez mil dólares, un millón de pesos, cincuenta lingotes de oro, joyas y diamantes.
Esperamos que todo se aclare, que se haga justicia. Que los verdaderos culpables de este macabro crimen y robo sean descubiertos y encerrados. Basta de encerrar a pobres perejiles indefensos.