A lo largo de su corta carrera política Donald Trump, el expresidente estadounidense, ha utilizado el mismo modus operandi en todas sus campañas presidenciales: descalificar y atacar a nivel personal a todos sus oponentes. Pero este año, en lo que es su tercera campaña, sus aliados comenzaron presionar para que cese sus críticas, sobre todo las de índole racial, hacía la nueva candidata demócrata, Kamala Harris, tras la renuncia del actual presidente, Joe Biden.
Daniela Cirer// Esto se debe a que en las últimas semanas Trump ha reforzado sus adjetivos peyorativos, sus insultos y su lenguaje denigrante. Llamó a Harris, entre otras cosas, “tonta” y “lunática radical” mientras afirmó que “por casualidad se volvió negra” y que estaba a favor de la “ejecución” de bebés. Lo cierto es que es un candidato reconocido por promover “el odio” y cuya esencia es lo mediático.
Por su parte, siempre que Harris habló acerca de Trump o su candidatura lo hizo sin insultos o sin ser despectiva con su rival. La demócrata asegura que se trata de dos visiones opuestas: “una, la nuestra, tiene un foco puesto en el futuro; la otra, en el pasado”; y para dejar en claro su opinión acerca de los distintos ataques personales del expresidente no necesito recurrir a golpes bajos, solo afirmó que “en estas elecciones cada uno de nosotros se enfrenta a una pregunta: ¿en qué tipo de país queremos vivir? ¿Un país de libertad, compasión y de derechos? ¿O un país de caos, miedo y odio? […]” .
La nueva fórmula demócrata logró ser exitosa exponiendo los ataques de Trump como acciones o dichos extremistas y mediáticos, creando problemas inesperados para el equipo republicano. Así lo demuestran las encuestas nacionales de “FiveThirtyEight”, uno de los principales sitios de análisis de sondeos de Estados Unidos, el cual ubica a la vicepresidenta Harris como la candidata favorita con un 46,1% frente a su rival republicano, Donald Trump, con un 43,4%.
Las herramientas políticas del expresidente, tales como lanzar insultos, manipular a la gente y atacar la identidad racial; dejan al descubierto sus raíces mediáticas. Pero, ¿lograrán resultados de las encuestas cambiar su fórmula de campaña tan mediática? ¿continuará utilizando estas herramientas políticas o finalmente nos sorprenderá? Aún quedan dos meses de campaña electoral y solo el tiempo lo dirá.